Mercedes nos cuenta que algunas lecturas feministas subrayan precipitadamente, sobre la condición tradicional de la mujer como ser pasivo que espera la salvación de un príncipe azul.
Por otro lado piensa que estos cuentos son meras historias de ficción, sólo eso. Que sirven para entretener y soñar con una felicidad y deseo que poniendo de nuestra parte podríamos llegar a conseguir con algo de esfuerzo.
Y nos hace ver que la Cenicienta está envuelta en el gris sucio de los fogones, iluminada por el calor del hogar está sepultada por ese polvo al que quedan reducidas todas las cosas de ahí el nombre de cenicienta de las cenizas y luego se transforma en cristal luminoso, por eso el zapato de cristal, metáfora de una nostalgia que, en la actualidad, recorre el camino contrario, del cristal al polvo, a las cenizas, donde se cruzan los sueños desvanecidos, las fantasías abandonadas.
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